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Respondiendo a La idea de una “Fantasía latinoamericana”


Hace unos días leí un artículo interesante, se titula La idea de una “Fantasía latinoamericana” en este, la autora del texto nos habla, con un lenguaje muy académico producto de su formación. En el ensayo, la autora expone las dificultades que se presentan a los escritores que desean abordar la literatura fantástica desde una perspectiva latinoamericana. En su mayoría, el texto, parece estar hablando de la fantasía heroica.


Según los argumentos plasmados en el escrito, en la región hay una serie de problemas cuando se intenta realizar esta tarea, entre ellos podemos encontrar: que es difícil salir del marco de referencia impuesto por Tolkien; quien viene siendo el ejemplo a seguir, aunque no es el primer escritor del género. Los otros obstáculos que podemos encontrar giran alrededor de variables muy importantes, como son: el desconocimiento que tenemos sobre nuestro legado nativo, la influencia e identificación que la mayoría tiene con sus raíces europeas o mestizas. La tendencia, propia de nuestra región, de politizar cualquier fenómeno cultural que tenga que ver con los indígenas; el mercantilismo que tiende a usar esas corrientes como una pintura o patina para vender. Y por último el gran obstáculo se encuentra en el hecho de que muchas lenguas originarias, especialmente en Sudamérica, se han perdido o no se han registrado.


La Saga de los Confines de Liliana Bodoc

Aun así, la autora demuestra que se han realizado intentos, siendo el ejemplo más notorio para ella el trabajo de Liliana Bodoc con su Saga de los Confines. Equipara el trabajo de la autora argentina al de Tolkien en términos del esfuerzo realizado para crear una mitología propia y amplia. Ensalzar su prosa y el esfuerzo para crear palabras y expresiones, además de toda la construcción de su mundo.

Hasta ese punto, mi persona encontró el artículo muy bueno. He de comentar que algunas palabras me costaron, porque mi formación académica va en otra dirección. De plano, he de decir que toda la prosa fue rimbombante y por ello me costó encontrar una conclusión. Y, siendo sincero, creo que no hay una verdadera conclusión. Es más, el artículo falla en muchos aspectos, siendo el principal en el restringirse solo a su zona geográfica inmediata. Porque, resulta ser que si Liliana Bodoc es uno de los referentes más viejos —Y hay algunos más viejos si dejamos la literatura y ahondamos en el cómic— Pero no es la única, a fuerza de ser sinceros, existe una literatura fantástica latinoamericana que nosotros conocemos como: Realismo Mágico. Bueno, dirá alguien que el artículo habla de fantasía heroica o agarra por ese camino y allí… también hay otros autores que llevan tiempo tratando de sacar adelante una literatura fantástica latinoamericana.

Vale la pena destacar que este fenómeno no es nuevo, son muchos los autores que han vuelto a sus raíces para crear una nueva forma de fantasía, en especial la heroica. Por ejemplo, tenemos la Saga de Geralt de Rivia, donde su autor Andrzej Sapkowski mira al folclore eslavo para crear su saga. Tenemos autores como Luis Guillermo del Corral, que se vale de la mitología y el folclore cantábrico para narrarnos las aventuras de Vindius, Alister Marion con su novela Sorgina, donde explota el folclore español para crear una historia interesante y cautivadora. Y como ellos, hay mucho más. Porque siempre va a haber una necesidad de reivindicar lo propio, de volver a nuestras raíces.

No es algo nuevo, en realidad es algo que se ha vuelto necesario, más si vemos que la fantasía, en especial la heroica se ha estancado de nuevo. Sí, Brandon Sanderson, Patrick Rothfuss, Steven Erikson y Joe Abercrombie, entre otros, son un soplo de aire nuevo, pero salvo por Erikson, no aportan mucha novedad.

Ahora, volviendo al punto que nos atañe: América Latina. Debemos acotar que sus comentarios llegan tarde ¿Por qué? Pues sencillo porque ya existen muchos autores dando esta lucha. Tenemos a Abraham Martínez con su Obsidiana y Nahualismo, plasmado en un cómic titulado: Koy'Ut: Día de Laju. También podemos encontrar al señor Slaymen Bonilla con su saga: El Cantar de Quetzalcóatl: Ehécatl (Ediciones y Punto, 2014). Encontramos también a Silvia Moreno-García con su novela fantástica titulada: Gods of Jade and Shadow (Del Rey Books in July 2019). Además del trabajo del escritor ecuatoriano Pablo Gómez Morán titulado Las guerras de los hijos del Sol (Eskeletra, 2018), libro cuyo núcleo son los mitos andinos.

También tenemos a Paulo César Ramírez Villaseñor que hizo lo propio con dos relatos: uno es "Miquiztli" (Ácronos 3. Tyrannosaurus Books, España 2015) y el otro es "Cuauhtlipoca, el águila humeante" (Steampunk Writers Around The World Vol I. Luna Press, Escocia 2017) ambos más pertenecientes a la ciencia ficción, pero por ello no son menos fantásticos. También está realizando una excelente labor la edición de la Revista Quinta Raza. Jorge R del Río también ha hecho su parte, como colaborador en dicha revista además de su trabajo en Líneas de Cambio - Antología de Fantasía Heroica Hispanoamericana; donde realizó un aporte significativo con un relato fantástico heroico inspirado en las culturas precolombinas. Y quien le escribe ha puesto su grano de arena con la revista Quinta Raza y un cómic que realizó —Por allá por el 2016—, con el artista plástico Ernesto Treviño que titularon: Espada y Brujería: Ocelot. Y nosotros somos solo unos pocos de tanto que hay por allí.

Lo cierto es que sí, existen muchos obstáculos. En américa latina tenemos muchos problemas con la otra parte de nuestra cultura mestiza; nos sentimos más vinculados a nuestros ancestros europeos; al africano y al originario solo lo recordamos el 12 de Octubre, para echarles en cara a los españoles lo malos que fueron. Pero, el resto del año el indígena es relegado, en muchos sitios la palabra es ofensiva, y del negro, ni hablemos. No conforme con ello, los pueblos originarios ni son incluidos, ni se les dejan tranquilos, los tutelamos como a menores de edad en pro de una idea de que su condición y no su cultura, deben se preservadas a todas costa. Y luego está nuestra odiosa costumbre de politizar todo, cuestión que echa para atrás a muchos.

También tenemos muchos problemas con las editoriales, que prefieren sacar un libro escrito por el artista de turno, por el influencer del momento o por los mismos escritores de cajón de siempre, antes de atreverse con cosas innovadoras. Y, en el caso de que se innove, esto solo será un medio, no un fin.

Para concluir podemos decir que, en lo que respecta a crear una fantasía latinoamericana, no debemos esperar nada; porque lo cierto es que nos encontramos en un proceso que ya está en desarrollo. Nos guste o no es una realidad que autores y autoras de todo el mundo acuden cada vez más a sus raíces, bebiendo de los mitos y folclore de sus pueblos. Aún si nosotros no hiciéramos nada, lo cierto es que otros ya lo están haciendo.

La idea de una fantasía Latinoamérica existe, cada vez, con más fuerza se está recuperando lo olvidado, lo ignorado —No se perdió, siempre ha estado allí—y de paso, se ha hibridado para presentarle al mundo un producto elaborado y de mayor riqueza.


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