Acerca de las mujeres samurai y las mujeres ninja
Artículo publicado en el N°2 de la revista Quinta Raza "Chambara"
La figura de la mujer guerrera normalmente es asociada a la civilización griega, con las amazonas como las más famosas representantes seguidas, quizá, por las valkyrias nórdicas; pero la gran mayoría suele olvidar a las Onna Bugeishas, ya no digamos las Kunoichi, ambas mujeres combatientes provenientes de la cultura japonesa.
Las Onna Bugeisha, llamadas mujeres samurai, aparecieron entre los periodos Heian y Kamakura y pertenecían a la clase de los bushi por lo que solían ser esposas, hijas o hermanas de los famosos guerreros nipones, eran educadas bajo el credo bushido y entrenadas desde pequeñas para proteger su casa, familia y honor. Se distinguían y diferenciaban de los samurai únicamente por el uso de la naginata, un arma compuesta por una hoja curva al final de un asta larga, así como por el kaiken o bien el tanto. No eran pocas las Onna Bugeishas que también estaban entrenadas en el uso del arco y flechas, convirtiéndolas en combatientes muy completas.
Durante el periodo Edo, la naginata era un símbolo de estatus social entre las mujeres de las familias samurai, desarrollándose el naginatajutsu, literalmente “técnica de la naginata”, así como múltiples escuelas de Onna Bugeishas.
Entre los nombres famosos que han pasado a la historia de estas mujeres guerreras tenemos a Tomoe Gozen, cuya historia conocemos gracias al Heike Monogatari, La Emperatriz Jingu, cuya leyenda cuenta que conquistó Corea y Nakano Takeko quien comandó un ejército de Onna Bugeishas, llamadas Joshitai. Cada año, durante el festival otoñal de Aizu, en Japón, se le rinde honor a Nakano Takeko y las Joshitai.
Y si los samurai tienen en las Onna Bugeishas su contraparte femenina, los ninjas no se quedan atrás pues poseen la suya con las Onnashinobi, las Suke Ban o más propiamente conocidas como Kunoichi.
Entrenadas en el espionaje, asesinato, reconocimiento y sabotaje al igual que sus contrapartes masculinas, las kunoichi podían estar horas de entrenamiento junto a otros shinobi, hasta que tiempo después pasaban a complementar su adiestramiento en solitario, únicamente bajo la tutela de un jounin especial, casi siempre mujer, que les enseñaba nuevas técnicas y conocimientos más allá de los que aprendían en el ninpo. Primero les hacían concentrarse en el arte del disfraz (el cual incluía la actuación), los venenos y el uso de su género como una manera para sacar ventaja, por lo que sus enseñanzas también incluían las artes eróticas y la seducción. Debido a que una gran mayoría se hacía pasar por sacerdotisas miko, también eran educadas en los conocimientos filosóficos y religiosos adecuados.
La facilidad para esconder armas entre los pliegues de las ropas femeninas así como su propio género, permitió el desarrollo de armas como los bo shuriken, disfrazados de palillos para sujetar el pelo o directamente en el uso de los palillos culinarios, agujas de coser o los kanzashi como arma arrojadiza. Pero de todas las armas que utilizaban las kunoichi, sin duda alguna es el tessen, el abanico de guerra, la más representativa de todas. Los tessen eran o bien abanicos plegables hechos de fuertes placas de hierro, que se utilizaban para defenderse de flechas y dardos, además de poder usarse como arma arrojadiza e incluso ayudarse en la natación; o bien sólidos garrotes con la forma y apariencia de un abanico cerrado que funcionaban como armas contundentes y que incluso muchos samurai llegaron a utilizar cuando no podían acudir a algún lugar con sus katanas.
Históricamente, se reconoce a Chiyome Mochizuki, más conocida como Lady Chiyome, como la creadora de las kunoichi.
Así que la próxima vez que pienses en fieros guerreros japoneses, no te olvides que además de empuñar la katana y la ninjato, hay quienes podrían estar esgrimiendo una naginata o portar un afilado tessen, siendo auténticas figuras históricas que ejemplifican la fuerza y bravía que siempre han tenido las mujeres.
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