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Clockpunk el retrofuturismo del renacimiento


Esta entrada une dos artículos acerca de la temática, ambos aparecidos en la revista digital de retrofuturismos El Investigador N°32 Octubre de 2013


Puede que el siglo XIX y la tecnología del vapor sea lo más popular de Retrofuturismo en este momento, pero aunque es un universo no es el único. Existen cuando menos otros cuatro géneros (o subgéneros ya que no se han puesto de acuerdo los eruditos) y entre ellos está el Clockpunk.


La base del Clockpunk es similar a la de los otros: explora el cómo sería el mundo si ciertos desarrollos tecnológicos, que ocurrieron después, hubieran ocurrido durante el Renacimiento y/o si ciertos inventos renacentistas hubieran sido creados en masa en ese período.


Tal como ocurre con otros géneros del Retrofuturismo el sufijo punk se le ha sido anexado, sin que tenga mucho (o nada) que ver y creando la mayoría de las veces confusiones. A diferencia del Steampunk, el Clockpunk no puede sencillamente centrarse en “la tecnología del renacimiento” puesto que mientras la revolución industrial o la Época Victoriana son dos momentos claros en toda Europa y su expansión a otros territorios, el Renacimiento por su parte fue distinto, al grado que abarca los siglos XV y XVI y es un movimiento cultural en sí mismo.

Sin embargo sí puede concentrarse, más que en un movimiento, en un momento ideológico como lo fue la llamada “Era de los Descubrimientos” que comienza con la imprenta de Gutenberg en lo tecnológico, el Protestantismo en lo social y los viajes de los exploradores como Vasco da Gama, Magallanes, Zheng He y Colón.


Los personajes que habitan y dan vida a un universo ambientado en el Clockpunk son bastante duales, por un lado aquellos que pertenecen al régimen de la edad media; aferrados a conceptos arcaicos y malentendidos, llenos de oscurantismo. El clero y la realeza sosteniendo a las formas feudales bajo hipocresías, alianzas y conspiraciones.

Todos ellos llamados bárbaros o góticos por su contraparte: el Homo Universalis el ideal concebido por León Battista Alberti cuando dijo: “el artista en este contexto social no debe ser un simple artesano, sino un intelectual preparado en todas las disciplinas y en todos los terrenos” de esta forma los protagonistas del Clockpunk son hombres conocedores de cultura, deporte y arte, llamados también Polímatas (que conoce, comprende o sabe mucho). Hombres educados en las Universidades que precisamente no tenían áreas de estudio específicas, ya que eran, como su nombre lo indica, escuelas dedicadas al estudio del universo a través de las ciencias, la filosofía y la teología; además se esperaba que una persona educada supiera cuando menos dos idiomas, tocar un instrumento y escribir poesía o literatura entre otras cosas.


Así pues la ideología de este género es aquella de los llamados hombres del renacimiento o polímatas, independientemente de su época lo dejan claro nombres como: Imhotep, Pitágoras, Avicena, Zhuge Lian, Abbas Ibn Firnas, Roger Bacon, Nicolas de Cusa, Da Vinci, Miguel Ángel Bounarroti, Galileo Galilei, Pascal y María Gaetana Agnesi, entre muchos otros.


El Clockpunk, aunque posee la tecnología mecánica de poleas y engranajes, la máquina primitiva con fuerza cinética, no se basa en ello; sino en la maravilla del ser humano que conscientemente le dio la espalda a un sistema obsoleto, oscuro y manipulado del cual ya se había cansado.



A la espera del Renacimiento


Es un hecho indiscutible que quien lleva la punta de lanza de los retrofuturismos en todo el mundo es el Steampunk, siendo en ocasiones el único reconocido por propios y extraños debido básicamente a su fuerte carga estética. De ahí, algunos más pueden o no haber escuchado hablar del Dieselpunk (Retrofuturismo que se inspira en la llamada “Era del Jazz”, dentro del periodo que abarca de los años 20´s a los principios de los 50´s) o el Atompunk (enfocado en la “Era Atómica” o “Era Espacial” en el periodo predigital entre 1945 y 1965, de acuerdo a Bruce Sterling).


Lo cierto es que algunos parecen pensar que lo único que se necesita para realizar un Retrofuturismo es tomar un tipo de tecnología (vapor, motor de combustión, energía atómica…) y agregarle el sufijo “punk” o peor aún, que basta simplemente con tomar cualquier elemento o persona (elfos, hadas, Tesla, sandalias…) y terminar con el ya mencionado sufijo.

Para los estudiosos, escritores, promotores y artistas en general, que se han tomado la molestia de investigar al respecto es claro que las cosas no son ni así de simples ni así de vanas. La realidad es que la única manera de realizar un Retrofuturismo en forma es tomar elementos representativos de una era y mezclarlos con elementos modernos. Esto puede hacerse partiendo de una base histórica; tal como se realiza en la historia alternativa, agregando además ficción especulativa (lo que en español se conoce bajo el término de Ucronía) o simplemente tomando estética representativa de la época, sea esta Victoriana, el período entre guerras o la paranoia de la guerra fría.


Hablando concretamente del Clockpunk tenemos que decir que ha sido poco explotado debido a una combinación de situaciones. Primeramente el Steampunk se roba prácticamente toda la escena agrupando además subgéneros como el “Steamgoth”, la “Gaslamp Fantasy” e incluso en el viejo oeste que no deja de sentirse con el conocido sabor del “Weird Western”; de esta forma se tiene la idea que simplemente se debe aplicar la misma premisa que se entienda de Steampunk y superponerla a cualquier otro Retrofuturismo, originando de esa manera múltiples fallos.


Otra de las razones por la cual el Clockpunk no ha podido sobresalir es que muchas veces, algunos de sus elementos han sido absorbidos por el Steampunk, como bien podrían ser barcos voladores funcionando con globos de gas, ornitópteros, autómatas de cuerda o hasta piratas. Otra dificultad es que, si bien el Clockpunk puede situarse en el Renacimiento, este fue un periodo diferente alrededor del mundo, siendo también que dicho Retrofuturismo se inspira mucho más en la ideología del polímata, dando posibilidades para ubicar relatos en la antigua Grecia, Egipto o el Imperio Bizantino, aunque más típicamente se establece en una Europa renacentista. La propia falta de comprensión del Steampunk entre algunos de sus seguidores, la proliferación excesiva de loqueseapunk y la fuerte carga estética han creado un abismo lo suficientemente grande, como para que todo lo que no se muestre visualmente distintivo pase desapercibido, o peor aún ser confundido por Steampunk, teniendosi acasola suerte de apenas ser mencionado. Esto complica las cosas para quienes desean enfocarse en un universo Clockpunk; sin embargo con eventos como la recién pasada EuroSteamCon que tuvo su mayor presencia en España, no nos cabe la menor duda que el Retrofuturismo más destacado irá teniendo no solamente más y más seguidores, sino una mejor dirección y enfoque bajo una línea más equilibrada que podrá tener estética, información y literatura tomadas de la mano. En la medida que el Steampunk se asiente no únicamente como gusto estético, sino que se difundan todas sus vertientes artísticas (fundamentado por ejemplo de la literatura y/o el cine) entonces podrán crecer otros retrofuturismos a la par. Mientras, otros retrofuturismos como el propio Dieselpunk van abriéndose paso lentamente (junto con el Atompunk que sigue su huella de cerca) el Clockpunk se ha ido marchitando poco a poco; como una semilla que nunca dio fruto, ahogada entre el vapor del hermano mayor. Teniendo un pensamiento positivo, digamos que el Clockpunk ha quedado adormilado, a la espera de un renacimiento. Una verdadera lástima pues es el más rico en su trasfondo histórico y aún tiene mucho por donde explorarse.



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